Eran las 9:30 de la mañana cuando abordamos el bus que nos llevó a Melipilla, con el mejor ánimo de compartir un buen día de camaradería y boletos. La ciudad de Melipilla, con 110.000 habitantes, está ubicada a 60 kms. al suroeste de Santiago y tiene una rica tradición histórica, cultural y folclórica.
Pero para nuestros fines, Melipilla tiene algo más interesante: es una comuna que tiene muchas localidades cercanas adonde van diversas empresas de transporte y -por lo tanto- pensamos que encontraremos muchos boletos.
Desde la Plaza de Armas empezamos a "barrer" la ciudad. Unos por Ortúzar, otros por Pardo; unos por Merced, otros por Libertad; unos por Barros, otros por Silva Chávez; hasta llegar a Manso para hablar con choferes de buses y de taxis colectivos.
Desde el Rodoviario salen los buses a los diversos destinos: Bollenar, Huechún, Chocalán, Codigua, Mallarauco, Chiñihue, Tantehue, dentro de la misma Melipilla, y Talagante, El Monte, Padre Hurtado, Peñaflor, Santiago, San Antonio y Valparaíso entre los destinos de más allá de la provincia.
En este caminar encontramos boletos de empresas como Melitran, Mallarauco, Buses Codigua, Piña Madrid, Buses Madrid, Buses González, Buses Huechún Melipilla, Buses GGO, Buses Central Rapel y otras.
Supimos también que los Transil ahora son Meli-Express y tienen 6 tarifas con sobrecarga y 2 boletos propios, y que hay una rama de los ServiExpress que hace el servicio Melipilla-Padre Hurtado. También comprobamos que los amigos de los taxis colectivos no son muy generosos con los coleccionistas. Con ellos no nos fue muy bien...
Cumplido el primer objetivo, seguimos viaje a Pomaire, tradicional pueblo a 6 kms de Melipilla, famoso por su gastronomía típica y sus productos artesanales. Entre las risas que provocaban los cuentos de algunos en el bus, llegamos Edgardo, Francisco, Héctor, Juan, Julio, Leonel, Panchokas, Renato y Víctor más Mauricio que se nos unió en Pomaire. Muchos ya conocían este lugar, para otros como Julio y Leonel era su primera vez... en Pomaire. Afortunadamente este sábado el pueblo no estaba sobrepasado de turistas y se podía caminar con tranquilidad.
Entre empanadas de un kilo, perniles y chicha compartimos muy entretenidos momentos. Eso le da mucho más valor a estas actividades compartidas, que no son solo la búsquda de boletos, son también pasar un buen día juntos y en camaradería. Así se nos pasaron las horas, obscureció y llegamos de noche de regreso a Santiago, cansados y satisfechos.
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