martes, 30 de octubre de 2012

Un nostálgico de las amarillas

Mucho se ha dicho y escrito sobre las micros amarillas, que ocuparon las calles de Santiago entre 1992 y el 2007.
Hay personas que analizan sociológicamente el tema, otros recuerdan hechos particulares, otros lo comparan con el sistema actual y a otros tantos los invade la nostalgia.
El siguiente es uno de los tantos artículos que se han conocido en internet, y que tiene el sabor del lenguaje cotidiano.


LA MINURRI DEL MICRERO

Cuando existían las micros amarillas la ciudad tenía más carácter. Cada micrero adornaba su medio de trabajo como quería, le ponía nombre a la micro: La Chancha, Cielito Lindo o Traicionera, y la adornaba con fotos, luces, flecos, imágenes religiosas y cuánta parafernalia quisiera.

Llegó el "progreso" y Chile, país jaguar de Latinoamérica, no podía contar con un sistema de transporte tan piñufla. La necesidad inventada de tener que renovar el sistema para ser -según ellos- más eficientes y rápidos sepultó a las increíbles micros amarillas. Al final, solo se quería opacar el espíritu sudaca que todo chileno lleva dentro.

Extraño al vendedor ambulante, al músico, al curado, a la vieja con el perro, al humorista y otros que desaparecieron. Pero lejos, una de las cosas que más echo de menos es a la mina del micrero.

La rucia pechugona, entradita en carnes, que se iba paradita al lado de la caja de monedas. De mini apretada, pantys caladas y tacos, muy instalada cortando boletos y coqueteando con el chofer y la micro entera.

La minurri tenía una capacidad innata para mantenerse firme. No necesitaba afirmarse de las barras y con los taco aguja, el poto parado y las tetas erguidas, mantenía el equilibrio perfecto, mierda!!

Sabía que la iban a piropear y estaba preparada para ello. A los más atrevidos les pegaba una mirada de terror, pero con otros se hacía la linda y se reía. El micrero por su parte, marcaba territorio y le echaba la talla a los que le decían algo. El diálogo era más o menos así:

Pasajero:  pero qué bueno subirse a la micro con esta sorpresa!!
Minurri:    ay, gracias, son doscientos...
Micrero:   estos cafiches!! Ya Pelao, partiste a sentarte

Acto seguido el pasajero se sentaba y la mina le lanzaba la mirada coquetona.

Además de estar ahí cortando boletos, la minurri decidía a quién llevaban por menos y a quién no.
Uno le ponía cara de pena al micrero diciéndole "me lleva por cien" y él miraba a la rucia, que era quien daba el visto bueno. Si no le caíste bien de presencia, movía la cabeza y se cerraba la puerta.

Al final del día, la piropean, la exhiben como un trofeo y además tenía el poder. Conclusión: ¡¡quiero ser la minurri del micrero!!


Autor: La Pata Pelá
Reproducido de: http://lapatapela.com/2011/06/24/la-minurri-del-micrero/

1 comentario:

David dijo...

Yo tambien soy uno de los que colecciona boletos de colectivo. Me gustaría poder viajar a Chile y por eso estoy averiguando para conseguir Pasajes a Santiago de Chile desde Buenos Aires y alla poder conseguir algunos boletos de distintos tipos de colectivos