Durante el mes de diciembre hemos tenido una nueva experiencia que merece ser compartida con nuestros lectores.
Los creadores del proyecto "Micro-historia", Carlos Candia y Juan M. Orellana (del que hablamos el 7 de noviembre), nos han invitado a ser parte de su proyecto. Los boletos están ligados directamente a la historia del transporte colectivo y se produce un complemento natural entre lo que nosotros podemos exhibir y lo que muestra la micro a sus visitantes.
Esto ha significado que en las presentaciones de la micro-historia hemos acompañado a este pequeño museo ambulante con una muestra de boletos de diversas épocas y recorridos.
Las primeras presentaciones han sido para los trabajadores de las empresas Alsacia y Express (que apoyan entusiastamente este proyecto) y sus familias. Una se realizó en el marco de las finales de los campeonatos internos de fútbol 2012 de ambas empresas, en Huechuraba. Y en las siguientes semanas acompañamos las fiestas de fin de año organizadas para sus trabajadores e hijos en La Florida.
La respuesta del público ha sido impactante, en especial porque la mayoría de los visitantes son parte del mundo del transporte: choferes que manejaron estas micros y cortaron estos boletos; mujeres que conocieron a sus esposos en un bus; hijos que han escuchado hablar de las micros amarillas y de los boletos desde chicos, muchos de los cuales alcanzaron a conocerlos.
Los boletos tocan una fibra sentimental en la gente, sobre todo en quienes trabajaron en la locomoción colectiva antes del 2007. Ellos recuerdan con nostalgia ese período, cuando cortaban los boletos de los rollos, pero también cuando pasaban las palomas y cortaban los boletos a medias para sacar tres pasajes de dos boletos (las minifaldas). Y muchos de ellos cuentan que en esa época fue cuando comenzaron su trabajo de profesionales del transporte y en esas máquinas aprendieron el oficio.
Mientras unos nos piden recordar los boletos de la San Cristóbal La Granja, Ovalle Negrete, Pila Cementerio, Carrascal o Villa Cisterna, otros quieren ver la ardilla de la 11, el conejo de la Einstein Santa Rosa, o los boletos de la 631, 186, 212, 240, 622 ó 682.
Son tantas las emociones, que muchos de ellos nos hacen ofrecimientos. Algunos tienen todavía rollos que quieren compartir, otros carnet escolares antiguos. E incluso uno de ellos nos deja en préstamo la licencia de conducir de su padre, en libretín, de enero de 1981. Y son bastantes los que no pueden reprimir el deseo de cortar un boleto del rollo de la pesera, tal como lo hacían hasta hace no muchos años. Es una bonita experiencia que se seguirá repitiendo durante los siguientes meses en diversos lugares de la ciudad y -por qué no- del resto del país.
El grupo y una visita ilustre: Elías Ricardo Figueroa Brander, o simplemente "Don Elías", que se acercó a mirar los boletos de la Brander Bus. |
1 comentario:
Los felicito por esta colaboración que los un con una valiosa iniciativa en el marco de la historia del transporte, y que da realce a las actividades de la Agrupación. Ojalá puedan continuarla y que el recorrido de la Micro-Historia pueda llegar a más rincones del país. Me dio mucho gusto leer esta nota.
Eduardo.
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