Como organización, tenemos la costumbre de terminar el año compartiendo en camaradería, para darnos ánimo de que habrán mejores cosas en el año que se inicia. Esta vez no tenía por qué ser distinto. Así que nos juntamos como cada fin/principio de año, en una entretenida reunión.
De comienzo hicimos una asamblea, en la que evaluamos las actividades del año que terminó: las positivas, bien logradas y también las otras, las que no andan del todo bien. Entre las primeras está la periodicidad de nuestras reuniones, las adquisiciones realizadas, los viajes. Entre las menos validadas, está la falta de compromiso de algunos miembros de la Agrupación, por lo que era justamente el momento de destacar el aporte y participación de Víctor, a quién se entregó un galvano en reconocimiento a su compromiso y actitud positiva con el Grupo.
Luego vino una parte entretenida: la entrega de los regalos de fin de año para los socios. Desde hace algunas semanas habíamos estado consultando por los recorridos que recordaba cada uno, de su niñez, de su juventud. Con esa información encargamos unos buses de yeso muy bien terminados y sorprendimos a cada uno con su bus personalizado de regalo.
Uno a uno fueron recibiendo un informal regalo, envuelto en papel de periódico, pero que contenía una pequeña joya. Cada uno fue compartiendo las historias de sus buses y sus recorridos, animando y entusiasmando a los presentes.
Después de un buen almuerzo, que llegó en el momento preciso para calmar el hambre que empezaba a hacerse notar, pasamos a la parte más lúdica: la rifa programada para la ocasión. Se mostraron los premios que se habían reunido y se decidió el procedimiento. Cuando estuvieron todos los números vendidos se sortearon los premios.
Los dos principales: la botella de whisky fue para Felipe y Lucas y la caja organizadora de boletos fue para Héctor y Valeria. También obtuvieron algún premio Julio, Juan, Danil, Edgardo y Maikel.
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